Bella ponderada, estimada y querida,
Tus virtudes adornan tu alma y tu vida.
Tus palabras, cual miel, endulzan el oído,
Y tus acciones, cual luz, iluminan el nido.
Tu bondad es un faro que guía a los demás,
Tu sabiduría, un tesoro que no se puede tasar.
Tu sonrisa, un sol que calienta el corazón,
Tu presencia, un bálsamo que sana el dolor.
Elogiada por todos, respetada y admirada,
Eres un ejemplo a seguir, una estrella venerada.
Tu belleza interior brilla con luz propia,
Reflejando la pureza que tu alma acopla.
Cuando te hallo en mi camino, mi día se ilumina,
Tu mirada me infunde una paz que me fascina.
Eres un ser excepcional, digno de admiración,
Tu presencia es un don, una bendición.