Balada del Amor Perdido
En mi pecho aún resuena, cual eco lejano,
El susurro de tu voz, la caricia de tu piel.
Aquel amor que un día creí eterno y cercano
Hoy se ha convertido en una sombra cruel.
Las noches, frescas y largas, testigos fueron
De nuestros juramentos, de promesas sin fin.
Mas el tiempo, implacable, nuestros sueños deshizo,
Y lo que era mío se alejó sin retorno.
Ya no puedo acariciar tu rostro ni tu cabello,
Ni beber de tus labios el néctar del placer.
Aquel fuego que ardía, radiante y centello,
Ahora se ha apagado, dejando solo el deber.
Añoro el brillo de tus ojos, tu sonrisa serena,
Que iluminaban mi vida y guiaban mi andar.
Hoy, en la soledad, mi corazón se condena
Al tormento de un amor que ya no puede volver.
Quizás en otra vida, en otro tiempo y lugar,
Nuestros senderos se crucen y se unan de nuevo.
Pero por ahora, debo aprender a aceptar
Que el amor que tuvimos se ha extinguido como un fuego.
Aunque el recuerdo me atormente, aunque duela la herida,
Sabré guardar en mi alma la dicha que vivimos.
Pues el amor verdadero, por más que se olvide,
Siempre dejará en nosotros la huella que supimos.
