Ausente y Presente
En las sombras del recuerdo,
se oculta su figura,
vagando entre los sueños,
donde el tiempo no perdura.
Ausente en cuerpo, presente en alma,
su risa resuena en la calma,
un eco distante que llama,
como el susurro de un fantasma.
Las calles que una vez recorrió,
ahora son solo vías desiertas,
testigos mudos de un amor,
y de promesas inciertas.
El viento lleva su nombre,
entre las hojas caídas,
y en cada rincón escondido,
se siente su partida.
Ausente, pero no olvidado,
su esencia permanece,
como una estrella distante,
que en la noche resplandece.
El corazón guarda su rastro,
en cada latido constante,
y aunque no esté a nuestro lado,
su presencia es incesante.
Y en esta balada,
recordamos al ausente,
cuyo espíritu, aunque apartado,
vive en nosotros eternamente.
