Hicimos un amor de ensueño,
Explosión de pasiones ardientes.
Sentir la intensidad del fuego,
Sensaciones que nos hacen vivientes.
Sin reclamos, solo exclamaciones,
Como melodías que calman el alma.
Cada encuentro era una dulce canción,
Que alimentaba nuestra ardiente llama.
Nuestras voces se entrelazaban,
En un coro de susurros apasionados.
Cada caricia un poema plasmaban,
En el lienzo de nuestros cuerpos sudados.
El éxtasis inundaba cada espacio,
Culminando en un final glorioso.
Nuestro amor era un don del acaso,
Un tesoro que seguiríamos guardando.