Oh, Amazonas, rey de los ríos,
Que surcas la tierra con majestad,
De norte a sur, de este a oeste,
Tu curso recorre, inmenso y sereno.
Tu nacimiento, en las alturas,
Donde el sol se esconde detrás de las nieves,
Y tu desembocadura, en el mar,
Donde la brisa salina te acaricia.
Tu cauce, ancho y profundo,
Es un valle de riqueza y vida,
Donde la vegetación exuberante,
Se enquista en tus orillas, como una joya.
Oh, Amazonas, río de los dioses,
Que en tus aguas, se reflejan los cielos,
Tu grandeza, es un espectáculo,
Que prende fuego, en el alma del hombre.
Tu historia, es una epopeya,
De pueblos y culturas, que se entrelazan,
De leyendas y mitos, que se desvelan,
En cada curva, de tu sinuoso curso.
Oh, Amazonas, río de la vida,
Que das de beber, a la tierra sedienta,
Tu agua, es el jugo, que nutre y revive,
A la naturaleza, en su más alta expresión.
Tu grandeza, es un testamento,
A la potencia, de la naturaleza,
Que late fuerte, en cada rincón,
De tu curso, inmenso y majestuoso.
Así que, oh Amazonas, te cantamos,
En este poema, de amor y admiración,
Porque eres, un río de ensueño,
Que nos llena, de asombro y pasión.
¡Viva el Amazonas, rey de los ríos!