Alba desvelada
En la brisa callada, donde el alba se desvela,
un susurro se enreda con la luz que titila y vuela.
Brotan pétalos suaves de un amor jamás nombrado,
entre sombras que besan lo que el tiempo ha sepultado.
Cada roce es un eco, cada risa un dulce canto,
melodías que danzan en un vaivén de desencanto.
Los labios en silencio guardan besos escondidos,
como estrellas que arden en los cielos prohibidos.
Mas la rosa, aunque bella, su espina siempre advierte,
y en los giros del destino hay un juego con la suerte.
Porque el fuego que brilla con su cálido reflejo,
es el mismo que quema si se aviva con un dejo.
Pero ¿qué es el amor sino un sueño entre penumbras,
un fulgor pasajero que en la eternidad deslumbra?
Si su encanto es fugaz, que su huella sea ardiente,
pues lo efímero, al irse, nos embriaga dulcemente.
