En el ritmo de su canto,
brilló la voz de un país,
con su merengue, un matiz,
alegría en cada encanto.
Su legado nunca es tanto,
bailando, el pueblo lo siente,
su energía es un torrente,
en el alma suena fuerte,
Johnny, estrella inmortal,
en la música, un caudal.
Ríos de notas fluyeron,
con su saoco vibrante,
un maestro deslumbrante,
con su arte nos unieron.
Siempre en el corazón, fueron
sus acordes, pura esencia,
en la danza, la presencia
de un gigante, un gran amigo,
su voz, un eterno abrigo,
en el tiempo, su clemencia.
Cada acorde es un viaje,
un recuerdo que perdura,
su energía, una locura,
en el baile, un homenaje.
Su pasión, puro coraje,
en la tarima brilló,
con su ritmo conquistó,
a generaciones enteras,
en la música, banderas,
su legado, un gran faro.
Por las calles suena el eco,
de un merengue vibrante,
su historia es un constante
canto que nunca es seco.
Con amor, su pueblo, a leco,
le rinde homenaje eterno,
pues su arte es un invierno
de calidez y de risa,
en cada nota, se avisa
que su voz es un cuaderno.
Johnny, en el cielo danza,
con los ángeles a su lado,
su ritmo nunca ha callado,
en el alma, su balanza.
Cada fiesta, su alabanza,
un legado de alegría,
en la música, su guía,
siempre vivo en el sentir,
Johnny, fuente de existir,
en la vida, su energía.