—Las Manos que Dan Esperan—
I
En el verde del sembrado,
donde el trigo se madura,
la mano del labrador cura
la tierra con su cuidado.
El surco queda regado
con el sudor de su frente,
y en este gesto elocuente
de entrega y de abnegación,
late una muda lección:
dar es recibir, silente.
II
La pastora con ternura
ofrece al rebaño abrigo,
es su mano fiel testigo
de protección y dulzura.
Mas cuando la noche oscura
cae sobre el verde prado,
su corazón, confiado,
espera el tibio balido
del cordero agradecido
por el amor entregado.