—A Alondra de La Parra—
En el umbral del arte, surge tu figura,
Directora de orquesta, alma pura,
Con batuta en mano, alzas el vuelo,
Teje melodías, como el viento en el cielo.
Tus gestos, suaves, como brisa en primavera,
Transforman notas en una quimera,
Cada acorde, un suspiro de dulzura,
Cada compás, una danza de ternura.
Tu estilo único, sin igual en el mundo,
Es un río de pasión, profundo, fecundo,
Las cuerdas vibran, los vientos suspiran,
Bajo tu mando, las almas conspiran.
En el escenario, luces y sombras se entrelazan,
Tu presencia, radiante, los corazones abrazan,
Con cada gesto, con cada mirada,
Haces del silencio una sinfonía amada.
Alondra, tu nombre resuena en la armonía,
Es canto, es eco, es pura poesía,
Gracias por darnos tu arte, tu esencia,
Por llenar de música nuestra existencia.
