Eduardo Orellana

amor animal / apareamiento de ciencia

como mamut soterrando sus pocos vestigios en una superficie virgen
y enredado en la selva hablando con dinosaurios
como morsa que se desmorona en la arena de tu alma
y se fortalece en el mar de tu sangre
como abeja menos amarilla más negra contaminada
y su culamen espinoso sin espinas
como gaviota entre las olas del océano hundiéndose por peces
y tragada por una orca a la orilla del llanto
como mosca observando la vida a través de sus pulvillos
y sus ojos puestos sobre la vaca muerta
como la vaca muerta siendo tragada por la mosca fúnebre
y por la carroña del polvo
como la oveja hinchada el pasto con su lana de cabellos
moviéndose y muriendo en el viento
como cucaracha viviendo en el solárium quemándose al tornasol
y presumiendo su inmortal existencia
como gata sin lluvia a la que maullar ni techo del que huir
y alejada de los suyos de los felinos
como lebrel sin estómago cazando aullidos de los fantasmas
y cubriéndome la fealdad con los cabellos
como rata aguardando en los aniegos de tu cavidad cardíaca
y enredándose en tus miasmas
 
como ácido ribonucleico que soy
—versatilidad científica—
y como ácido desoxirribonucleico que nunca uniremos
—razones ocultas—
como tumefacción cerebral
—opacidad visual—
y como trastornos mentales que podríamos ser
—complicidad pueril—
como miopía trazada por quevedo
—modas reimpuestas—
y como desvaríos al estilo virreinal que compartimos
—nostalgia prosápica—
como fibrosis quística que puedo ser
—obstrucción vital—
y como flema verde que se complementan
—dependencia villana—
 
como lo femenino que rompe la dualidad de tu existencia
y lo masculino que nunca seremos
como la artrosis social que construye una gente simbólica
y la bondad con que miro a tus ojos
como el usgo de lo cursi y como lo cándido de lo cruel
así es como te podría amar

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