Como tantas cosas lejanas
Llegaste tú como un fulgor
Y con el vigor de un primer amor
Dejaste en mis labios sed y ganas.
Desconocida que llegó en una noche taciturna,
Nunca pronunciaste tu suave nombre
Pero te vi el alma y te llamé Nocturna,
A ti, musa poética, la mujer sin nombre.
Tantos sueños tuve en una sola noche
Que viví mil vidas que no han de volver,
Pero te ame en cada una sin reproche.
Como en una noche sin amanecer.
Desnuda sobre la luz de una noche loca
Bese entera tu alma ardiente
Hasta consumir la miel de tu boca,
En la noche sola y caliente.
Quizás al llegar la luz día
Sientas que es una mañana tardía
Por pensar en el amor que se ha ido
En un viaje con rumbo de olvido.
Y no hay amor que duela más
Que el amor no confeso.
¡Ese mismo que en este poema tú verás!
Y ese mismo que en silencio te suplica un beso.