Después del sexto cigarro de mí mañana interrumpida por tu cara en un sueño, vi una semilla de Diente de León entrar flotando por él traga luz.

Un momento después me percate que había varios cientos de semillas flotando a mi alrededor en una hermosa danza.

Había semillas de todas las naciones,  habían de todos los colores: semillas rubias, semillas negras, semillas rojas, semillas chinas.

Las pequeñas bailarinas a momentos se estrellaban contra las paredes, unas cuantas no flotaron demasiado lejos y fueron directo a el suelo, Unas bailaban locas de alegría y muchas otras las seguían, había semillas solas y familias de semillas.

Mientras veía esta locura de muchas vidas distintas pude divisar dos semillas que se acercaban flotando miedosas hasta que se encontraron frente a frente.

Una semilla le dijo a la otra

–hola, ¿todo bien?, ¿como estas pura vida? –

a lo que la otra semilla contesto

–bien, todo chevere –

El tiempo se detuvo y las semillas se quedaron mirando a los ojos, por una eternidad... se unieron mas alla del tiempo, se amaron te lo digo de eso no hay duda yo fui testigo de ese encuentro.

A los pocos segundos de que el tiempo se detuviera por una eternidad una pequeña brisa llego y  una semilla tomo hacia la derecha y la otra semilla tomo hacia la izquierda asi alejandose sin quererlo.

Las semillas no pertenecían la una a la otra sus raíces pertenecían a la tierra.

En ese momento entendí que una eternidad puede durar solo unos segundos.