En las noches de Febrero sólo veo
un rostro que emerge en la negrura;
sus ojos hablan sólo de ternura,
y sus labios piensan sólo en el deseo.
Quizá con ellos mi amargura
se duerma en el pasado, ¡por Morfeo!
Y gracias a Fortuna mis deseos
se vuelvan realidad, ¡Buenaventura!
Al contemplar su sonrisa sólo os digo
parece como si el cielo me dijera
que un regalo siempre llega a quien espera
de Natura un regalo en primavera.
De sólo un rostro todo el cuerpo me imagino
en las Noches de Febrero, mientras vivo.