Yo guardaré para ti las últimas rosas...
Porque no hayas sembrado, no tengas miedo de encontrar la casa vacía. Porque no la cerraste para la tormenta, no pienses que otros no pondrán su pecho contra el viento.
Ninguno firme como el tuyo, ninguno seguro como el tuyo cuando quiso serlo; pero con el huracán a la puerta, todos sabremos defenderla.
Yo salvaré la casa y el jardín; yo recogeré todo lo que aún es digno de guardarse; menos, quizá, de lo que cabe en el hueco de mis manos...
Pero yo guardaré para ti las últimas rosas, y cuando tú vuelvas y veas la casa sin luz, el jardín devastado, piensa con un poco de emoción que todavía hay rosas para ti.