TANKA
Cerró las cortinas y puso la mano… ¿Cuántos bebés iban? Se preguntó… Tocó en la puerta del director del… La enfermera se entregó por ella m… Pobres niños, lloró, se quedan sol…
Invierno helado primavera en el frío las flores brotan Lluvia de otoño cristales empañados
Nunca había oído tanto silencio, mi carne blanca como nácar reluce hambrienta del sonido de una mano recorriéndola. No veo la oscura noche,
Sin serlo niña presumes de ser rosa, y eres espinas. Tengo un penar dentro de mi alma rota,
El búho blanco cazador de la tundra. Estío frío. Saltando el oso va por las placas de hielo.
Eres mi serendipia, mi cielo cubriéndome por las noches, desde que te conocí mis labios solo pronuncian tu nombre, amor de mi vida, mi pasión desbocada, mi locura, tu iridiscencia me ci...
Luna del lobo aúlla la manada la noche mágica licántropos y hechizos furia de los infiernos.
Olor a amor Tu cuerpo me huele a brisa de la mar a auroras nuevas late mi corazón
En la sabana el tigre está dormido, en el silencio, del calor africano; la mujer piensa:
La mujer hace un ramo de amapolas. Se oye ladrar. Lleva el camino hasta la casa blanca,
Las cebras pastan en el atardecer. Estío en África. Sacando el agua la mujer africana.
Día otoñal caen las hojas ocres. Se oye ladrar. Se ríe el niño arrancando las flores.
Te regalo la vida, te doy una sonrisa de esas de para siempre. Te regalo todas las oportunidades, te doy un beso en la frente.
Hay pecados que son una delicia tan exquisita que no hay confesiones ni sacerdotes que puedan perdonar. Una vela roja recorre mi pecho
Recuerdos me vienen de cuando fuiste mío ahora muero al pensarte en aquel bosque. Tú me hacías versos