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Nene, vanos a dormir; no son horas de reír: duerme el viento, duerme el sol, duermen las gallinas
Jazmín diamela, jazmín de España, jasmín criollo, ¡Ixora blanca! Lirio amarillo,
Cinta de arena para la nena. Gorro de sal para el coral. Y para el sol
Naranja sobre limón, sobre limones el agua: agua fértil de represa, agua de la nube blanca. Finas espigas de arroz,
Entre las lomas el día nace. Límpidas gotas la noche esparce sobre la hierba
En la casa que recuerdo, en la casa, entre el naranjal y el cielo: plátano indio, plátano congo,
Tiene la vaca bermeja un ternerito de nata. Se lo encontró en el corral un jueves por la mañana. Quiso llevarlo a pasear
En su casa de hojas despierta el pájaro porque, anunciado el día, se entona el gallo. Canta seguido,
Yo tengo un sombrero alón donde cabe un aguacero, y botas que reconocen los caminos del vaquero. ¡Qué bien te sabré domar,
Nombres tuyos, nombres míos, que recibimos de ayer como el agua de los ríos y que debes conocer: Bejucos de la Perdiz,
En el río San Juan vive un pececito que aprende a nadar. Sobre el Yumirí —iris diminuto—
¡Tilín! ¡Tilán! Campana de oro de la mañana. ¡Tilín!
Volando sobre el Moncada un zunzuncito llegó; lo saludó con su vuelo, volando se despidió. A la sierra fue el zunzún,
Porque no saben quererte me dicen que eres muy fea. Duerme... Duerme... Duerme, que te coge el gato y las tijeras muerden.
Torito camagüeyano y de la sabana rey, he venido de muy lejos queriéndote conocer. Debajo del algarrobo