#EscritoresCubanos #EscritoresMatanceros #ParaNiños
El oro de la tarde tiñe la copa de una vieja yagruma quieta y sedosa. Duerme cansado el viento
Entre las lomas el día nace. Límpidas gotas la noche esparce sobre la hierba
La garcita campesina polainas de tierra y alitas de harina. Pañuelo al viento se ve la garza.
Escóndete, caracol: no asomes tus cuernos largos. Cuando salgas de paseo no saludes a los pájaros, ni con otro caracol
En el río San Juan vive un pececito que aprende a nadar. Sobre el Yumirí —iris diminuto—
En Playa Larga, el uvero, como homenaje al valor de los niños artilleros, ya no florece en febrero: en abril abre la flor.
Cinta de arena para la nena. Gorro de sal para el coral. Y para el sol
¡Limón, limón! Limón agrio, limón criollo, limón dulce, limón chino,
La Sierra Maestra ¡tan alta, tan grande! ¡tan brava, tan bella! De roca para el tirano; para el patriota, de miel.
El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,
Torito camagüeyano y de la sabana rey, he venido de muy lejos queriéndote conocer. Debajo del algarrobo
Le doy al niño de Chile la nueva patria que tengo: limpia y olorosa a limpio, patria dispuesta a quererlo como me quiere ella a mí,
Viajaré a la luna desde el campamento con su colorada pañoleta al cuello. Para complacerla
En el mar se ve a Camilo sobre un caballo lucero; viene al frente de la tropa, de capitán del recuerdo. Trae ejércitos de rosas,
En su casa de hojas despierta el pájaro porque, anunciado el día, se entona el gallo. Canta seguido,