(1910)
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Érase un cura, tan pobre, que daba grima mirar sus zapatos descosidos y su viejo balandrán. Érase un cuasi mendigo
¿Cómo decía usted, amigo mío? ¿Qué el amor es un río? No es ext… Es ciertamente un río que, uniéndose al confluente del d… va a perderse en el mar del deseng…
En la tranquila noche, mis nostalg… En busca de quietud, bajé al fresc… En el oscuro cielo, Venus bella t… como incrustado en ébano un dorado… A mi alma enamorada, una reina ori…
Ponedle dentro el sol y las estrel… ¿Aun no? Todos los rayos y centel… ¿Aun no? Poned la aurora del orie… la sonrisa de un niño, de una virgen la frente
–Yo soy Gaspar. Aquí traigo el in… Vengo a decir: La vida es pura y… Existe Dios. El amor es inmenso. ¡Todo lo sé por la divina Estrell… –Yo soy Melchor. Mi mirra aroma t…
Oh, miseria de toda lucha por lo f… Es como el ala de la mariposa nuestro brazo que deja el pensamie… Nuestra infancia vale la rosa, el relámpago nuestro mirar,
Puso el poeta en sus versos todas las perlas del mar, todo el oro de las minas, todo el marfil oriental; los diamantes de Golconda,
Voy a confiarte, amada, uno de los secretos que más me martirizan. Es el caso que a las veces mi ceño tiene en un punto mismo
Amada, la noche llega; las ramas que se columpian hablan de las hojas secas y de las flores difuntas. Abre tus labios de ninfa,
Metro mágico y rico que al alma ex… Llameantes alegrías, penas arcanas… Desde en los suaves labios de las… Hasta en las bocas rojas de las gi… Las almas harmoniosas buscan tu en…
¡Qué cosa tan singular! ¡Ese joven literato aún se sabe pe…
Bandera que aprisiona el aliento de Abril, corona tu torre de marfil. Cual princesa encantada,
El traje de los vicios son los harapos; que hoy andan las virtudes de guante blanco. Lugar común;
He aquí la exacta copia de un caso digno de fe. Lo cuento tal como fue, pues no es de cosecha propia.
Una mañana de invierno hallé en el suelo, aterido, con el cuerpo todo trémulo y alas húmedas, un mirlo. «Hasta con las pobres aves