#1887 #Abrojos #EscritoresNicaraguenses #Modernismo
Ya de un corintio templo cincela u… Ya de un morisco alcázar el capite… Ya, como Benvenuto, del oro de un… Forma un joyel artístico, prodigio… Pinta las dulces Gracias, o la de…
Cuando cantó la culebra, cuando trinó el gavilán, cuando gimieron las flores, y una estrella lanzó un ¡ay!; cuando el diamante echó chispas
Horas de pesadumbre y de tristeza paso en mi soledad. Pero Cervante… es buen amigo. Endulza mis instant… ásperos, y reposa mi cabeza. Él es la vida y la naturaleza,
Puso el poeta en sus versos todas las perlas del mar, todo el oro de las minas, todo el marfil oriental; los diamantes de Golconda,
Amado es la palabra que en querer… Nervo es la vibración de los nervi… ¡Bendita sea y pura la canción del… que lanzó sin pensar su frase de c… Fraile de los suspiros, celeste an…
Me dijo un amigo ayer: –Aquel que… a cierta hora en que a tentar sale a veces Lucifer, hallará en toda mujer la mujer de Putifar.
¿Que lloras? Lo comprendo. Todo concluido está. Pero no quiero verte, alma mía, llorar. Nuestro amor, siempre, siempre...
En la tranquila noche, mis nostalg… En busca de quietud, bajé al fresc… En el oscuro cielo, Venus bella t… como incrustado en ébano un dorado… A mi alma enamorada, una reina ori…
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... Plural ha sido la celeste
Franca, cristalina, alma sororal, entre la neblina de mi dolor y de mi mal! Alma pura,
Sí, yo he escrito estos Abrojos tras largas penas y agravios, ya con la risa en los labios, ya con el llanto en los ojos. Tu noble y leal corazón,
¡Oh mi adorada niña! Te diré la verdad: tus ojos me parecen brasas tras un cristal; tus rizos, negro luto,
Hoy pasó un águila sobre mi cabeza, lleva en sus alas la tormenta, lleva en sus garras
Sangre de Abel. Clarín de las bat… Luchas fraternales; estruendos, ho… Flotan las banderas, hieren las me… Y visten la púrpura los emperadore… Sangre del Cristo. El órgano sono…
Ve un zorzal a un pavo real que se esponja y gallardea; le mira la pata fea y exclama:—“¡Horrible animal!” sin ver la pluma oriental,