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Daniela Avalos

Era gigantesco

El cuerpo tembló de sólo recordarlo
como si el viento glacial
traspasara la piel con sus finas agujas
varas inamovibles del pensamiento
Huracán armado por murallones
inescalables
dónde el vértigo se palpa
aunque llevases impregnado
el lecho precipicio
el del escarnio
la palabra mayúscula NO
el lento crujido Sí
Sí, quiero lo esperado
aunque sepa a vacío
aunque llore
partida
dislocada
Aunque el río sea celeste cristalino
  —la lágrima—
azul oscuro profundo
  —el desconsuelo—
verde espejado
  —la paradoja de la esperanza—
Odiar a la marea
  —casi como a ti misma—
    por lo que no puede arrastrar
                                                  —a ti misma—

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