Cruz María Salmerón Acosta

Veinte años

Veinte años hace ya que una doncella
que apenas trece abriles contaría,
prometióme que siempre sería mía
y me reí de la promesa y de ella.
 
Muy pronto la aventura eché al olvido
por otras aventuras amorosas,
cien veces el rosal me dio sus rosas
y otras cien sus espinas me han herido.
 
Luego al encuentro me salió el destino,
en la senda en que dicha busqué en vano;
y ya ni una rosa más cayó en mi mano,
por entre los zarzales del destino.
 
Mi corazón por el dolor herido,
mucho tiempo vivió sin esperanzas,
padeciendo el pesar de la añoranza,
por todos los amores que he perdido.
 
Y esta tarde en la paz de mi retiro,
una mujer que con asombro miro
me dice, veinte años te he adorado
y hoy que estás casi en vida sepultado,
siento que soy, mi corazón, más tuya.
Piaciuto o affrontato da...
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