Ya se secó la mata que abrió un día
la dalia que en el pecho te pusiste
la tarde aquella, en que creer me hiciste
que yo amor inspiraba todavía.
Me dio dolor mirar, amiga mía,
cómo la planta desde que te fuiste
se fue poniendo poco a poco triste
hasta morir cuando otra flor abría.
Dentro del tiesto, donde se ha secado
esa planta, otra idéntica he sembrado,
y a cada flor que da la planta nueva,
pienso en la flor que tuvo tu corpiño
cuando hiciste nacer este cariño
que es una pena más que mi alma lleva.