Era mi poesía fea y triste,
la poesía de mi corazón.
Tú le pusiste música y la hiciste
una bella canción.
Tú le infundiste alma,
alas le diste,
y la echaste a volar, ya menos triste
que cuando era solamente mía.
Y hoy, triste aún
pero luciendo gala,
va mi poesía hecha canción,
llevando a todas partes en sus alas
el alma tuya y mi corazón.