Somos los descendientes de Caín,
de aquél hombre perverso que a su hermano
llegó a matar y hasta su propia mano
utilizara en consumar tal fin.
Ha sido el acto más horrible y ruin
de los que ha cometido el ser humano
desde su nacimiento, bien temprano,
habiendo de Caínes ya un sinfín.
En busca de poder y del botín
se emprende alguna guerra, pues no en vano
desde siempre ha surgido un paladín
que lleva por la fuerza al ciudadano,
engañado, hasta el último confín,
a pelear dizque con algún tirano.