Hay siempre una mujer en nuestra vida
que nos guía, protege y nos conduce
y que a lo bueno con astucia induce
aunque no siempre gane la partida.
Es por naturaleza fiel, sufrida
y al hombre a menudo le produce
un sentimiento parecido al cruce
de admiración y envidia contenida.
Es el sostén de la familia y hace
pensar a los demás que no interviene
desde su rol, que está en segundo plano,
siendo el mejor y más seguro enlace
entre todos los miembros y va y viene
sin dejar a ninguno de su mano.
Singular ser humano
que para los demás lo bueno acopia
y brilla, aunque es humilde, con luz propia.