Donde hay amor no existe la tristeza,
pues su lugar lo ocupa la alegría
y en el acontecer de cada día
alguna dicha a florecer empieza.
Sentimiento de tal naturaleza
que en dulzura supera a la ambrosía
y a través de su enorme fantasía
todo convierte en singular belleza.
Cuando a nosotros llega nos encanta
su novedad si somos primerizos
y con el tiempo va creciendo tanto,
que a veces de pensarlo nos espanta
creyendo que se debe a los hechizos
que son de la locura un adelanto.