Qué fácil es soñar cuando se tiene
alma ansiosa y proclive a la quimera,
y no admite, además, lista de espera,
pues no hay medicación que la serene.
Rápido el sueño hacia nosotros viene
por emprender una veloz carrera,
viendo que el corazón se nos altera
y a sus latidos nada les detiene.
Empiezas a soñar, aunque despierto
y manejas la trama a voluntad,
de modo que en la misma escenificas
aquello que te place y ves abierto
el cielo y es la pura realidad,
pues de la misma gloria te salpicas.