Se enciende el alma cuando en ella pienso
y se me llena de febril locura,
al recordar esa sin par figura,
que al verla, el ánimo me pone tenso.
Mi amor por otra parte va en ascenso
y sube cada día a más altura,
pasando de lo excelso con holgura
sin dejar de subir, que a ello es propenso.
Una obsesión constante me domina
al punto que otra cosa es imposible
que llegue a penetrar en mi cabeza,
pues topo cada vez con la cortina
que me pone este amor irresistible,
para quedarme preso en su belleza.