No pierdas la confianza en el Señor,
que Él te protegerá dándote abrigo
y tratará como el mejor amigo,
colmándote además de inmenso amor.
Te quitará, si tienes, el dolor,
como también lo hiciera así conmigo,
que soy un fiel y ocasional testigo
por haber recibido tal honor.
Nunca niega a sus hijos un favor,
lo mismo al poderoso que al mendigo,
siendo de todos ellos protector
y sobre su grandeza, más te digo:
que cuando se arrepiente un pecador,
ipso facto le libra del castigo.
Por mi parte, me obligo
a ser el más ferviente difusor
de su obra y con el máximo fervor.