Las iglesias, también las catedrales,
mezquitas, sinagogas, monasterios
y más lugares llenos de misterios
albergan sin dudar leyes morales.
Los guardan desde tiempos ancestrales
los hombres, que a su vez, guardan criterios
de trascedentes cosas, que muy serios
enseñan, mas resultan desiguales.
Qué pena que no puedan entenderse,
sepa Dios el tamaño del porqué,
pues si lo hicieran bueno y más sería,
que una ley natural iba a extenderse
por todo el mundo y con la misma fe
el hombre al mismo Dios adoraría.
Peleas nunca habría
por causa religiosa entre hombre y hombre
con sólo un Dios… y menos en su nombre.