No sueño en conquistar una princesa
ni un gran poder tampoco me seduce,
al igual que ni el oro que reluce
y a las mentes avaras las apresa.
El corazón de imaginar no cesa
donde mi pensamiento me conduce
a través del deseo que lo induce
a gozar de una boca cuando besa.
No hay en la vida nada tan sabroso
como juntar los labios suavemente
y libar de la miel que se derrama
sin dejar de beber ni un solo poso
de ese manjar y de manera ardiente,
cuando es de la persona que se ama.