Estoy notando que se va la vida,
pues veo que mi cuerpo pierde brío
y el alma ya barrunta ese vacío
en que voy a quedar a su partida.
Ahora está no más un poco asida
pero conserva aún el albedrío,
aunque de vez en cuando el desvarío
viene a dejarla un tanto malherida.
La siento que ya está medio vencida,
causándome un terrible escalofrío
pensar que vaya a ser lo más sombrío
por lo que he de pasar tras de su huïda,
después de haber tenido como mío
todo el dolor del mundo en su cabida.