Sólo una noche, si en amor vivida
con toda intensidad, es suficiente
para darle las gracias a la vida
porque es de todos el mejor presente.
Es la felicidad que se consigue
cuando al unísono los dos amores
se empeñan en hacer un suma y sigue
de besos, de caricias y de ardores.
No hay nada comparable a esos momentos
en que al súmmum se llega y se traspasa,
cuando ambos, de emociones avarientos,
el uno al otro su placer trasvasa.
Si una noche supone tanta euforia,
toda una vida supondrá la gloria.