Los años han pasado muy deprisa
sobre todo después de conocernos,
que hasta parecen discurrir alternos
al correr tan veloces de esta guisa.
No encontraron ninguna cortapisa
para llegar y parecer galernos,
cuando debieran haber sido eternos
llegando a los impulsos de la brisa.
Se fueron y el recuerdo sólo queda
como arregosto de lo ya vivido
para sacarlo y disfrutar con él,
cruzando de los tiempos la barreda
para volver a ser lo que hubo sido
y así pueda cumplir igual papel.
De toda aquella miel,
nos queda ese sabor dulce y sabroso
que estamos saboreando poso a poso.