Mi paso por la vida triste ha sido
por muchas circunstancias que no cuento,
mas no quisiera ahondar en el lamento
porque al fin y a la postre la he vivido.
Tuve mi corazón adolorido
sufriendo los embates del tormento
como la barca ante un furioso viento,
pero gracias a Dios ha resistido.
También es la verdad que me han servido
para poner un singular acento
en lo poco de bueno que he tenido
y así sacarle el jugo al cien por ciento
y todavía más, si hubiese habido,
para no ser proclive al desaliento.
Pero ya estoy contento
y hasta puedo decir que agradecido,
pues finalmente el malvivir se ha ido.