Me divierte asomarme a la ventana
para ver a la gente que camina
por la calle al albor de la mañana,
atisbando detrás de la cortina.
Unos lo hacen deprisa y cabizbajos
mientras otros contentos y felices,
pero todos se van a sus trabajos,
esto en común, con múltiples matices.
No pretendo sacar ninguna foto
del carácter que tiene cada uno,
porque al tuntún ni por lo más remoto
real y parecer hacen consuno,
pues la pura verdad ciento por ciento
pertenece tan sólo a ese momento.