Los sueños que pergeña mi cabeza
que dan satisfacción a mi deseo
son tan perfectos, que hasta incluso veo
las cosas en su máxima pureza.
Me llegan nítidos con gran presteza
acudiendo ante mí sin titubeo
y la mayor parte del tiempo empleo
en gozar de tu cuerpo la belleza.
La vista se me alegra cuando empieza
a acariciar en un febril paseo
por tu hermosa y sin par naturaleza,
y en mi interior, con gran pasión, ideo
la forma de asaltar tu fortaleza
y hacerme dueño del mejor trofeo.
Llego hasta el apogeo
cuando en mis brazos, llena de terneza,
me entregas cuanto pido con largueza.