Este vacío que dejas
Tu presencia sigue dentro de mí, de mí estar, de mi sentir, de mí florecer…
Con ella crezco entre caminos ineludibles…
Te veo lejos, y te siento tan dentro que me estalla el pecho…
Ahora que la cercanía es puro reflejo, deshonrada quedo ante el altar que fue protagonista de nuestros recuerdos…
Tu alma queda tranquila camino del cielo, mi alma quedo desolada camino del infierno de tu memoria…
Reclamo silencio y ahuyento a la soledad, temiendo tu rostro pálido reflejado en mi espejo…
Sorprendida, agoto a la amargura de mis ojos tristes y sin desamparo…
Te quiero lejos, tan lejos como el día en que naciste, que desafortunada fue tu presencia, en el presente que me diste…
Duras palabras para mi corazón, corazón que ya no existe, quedando marchitado por una esperanza ya evaporada en un mar de lágrimas con un llanto ya acabado…
Mi fuerza se diluye en el abismo…
La profundidad de mis emociones son tan plenas que apenas las reconozco…
Vacía me encuentro en tu perdida, la cual ni busco ni encuentro…
Soledad dispuesta acógeme con tu veneno, saciando mi sed infinita que dejan tus lamentos…
La oscuridad se cierne entre mis brazos, y una ráfaga de aire frío sacude mi pelo…
Hace frío en esta habitación en la que hace días me encuentro, arropada entre mantas protegiéndome de este silencio, donde ni siquiera el eco responde ante mí…
Solo quedando vivos los latidos de mi corazón, que apagando mi inconsciencia dejan cao a mi otro yo…