El Viento del Pasado
El tiempo se desliza, y los recuerdos regresan,
como fantasmas suaves que acarician el alma.
La vida se encoge cuando se estira,
como un camino que nunca se acaba.
Y así, mientras respiramos, acumulamos
esas memorias que laten en el pecho,
como un trago fuerte que nos quema por dentro,
que enciende un fuego, aunque todo esté quieto.
Esta noche fría, aquí en el páramo,
te pienso, aunque ya no me pienses.
Te fuiste, pero sigo aquí,
en el eco de lo que nunca volverá.
Un día, me mirarás de nuevo,
y en ese instante, congelado en la eternidad,
me descongelaré, el frío se romperá.
Te diré, con voz temblorosa: “Estoy listo”.
Son las rarezas de la vida,
como el viento que cambia de dirección
sin previo aviso, sin razón.
Nos queda el calor que una vez fue,
y la esperanza que, tal vez, regrese.
