Queríamos vivir ocultos,
ser harapientos héroes,
usar el idioma como un trapo tenebroso
que esconde la joya más ardiente.
Queríamos arroparnos en la nada
de nuestra creación y calentarnos
con un orgullo que se perdía en risa
por el túnel giboso de la jerigonza,
frente al todo compacto de los otros.
Queríamos andar a oscuras
debajo de los muebles prehistóricos,
estrujar las semanas oficiales,
llenarnos los bolsillos de mentiras.
Queríamos ser puros, deformarnos,
ser nadies invisibles, ser enormes,
aparecer entre los juegos como espectros
que contemplaban desdeñosos el ocaso,
pisar la raya para unirnos
con el que espra enla inaudita costa.
Queríamos el cojo en la gramática,
el verbo mendigando entre los números,
el trece de mudez, fingir que todo junta
las manos para implorar clemencia,
más rápidos que oscuros, enfundarnos
en un gabán de interminable burla.
Queríamos vivir, ser o