La palabra es un hilo y el hilo es lenguaje.
Cuerpo no lineal.
Una línea asociándose a otras líneas.
Una palabra al ser escrita juega a ser lineal,
pero palabra e hilo existen en otro plano dimensional.
Formas vibratorias en el espacio y el tiempo.
Actos de unión y separación.
La palabra es silencio y sonido.
El hilo, lleno y vacío.
La tejedora ve su fibra como la poeta su palabra.
El hilo siente la mano, como la palabra la lengua.
Estructuras de sentido en el doble sentido
de sentir y significar,
la palabra y el hilo sienten nuestro pasar.
¿La palabra es el hilo conductor, o el hilo conduce al palabrar?
Ambas conducen al centro de la memoria, a una forma de unir y conectar.
Una palabra está preñada de otras palabras y un hilo contiene otros hilos en su interior.
Metáforas en tensión, la palabra y el hilo llevan al mas allá del hilar y el hablar, a lo que nos une, la fibra inmortal.
Hablar es hilar y el hilo teje el mundo.
En el Ande, la lengua misma, quechua es una soga de paja torcida, dos personas haciendo el amor, varias fibras unidas.
Tejer diseños es pallay, levantar las fibras, recogerlas.
Leer en latín es legere, recoger.
La tejedora está leyendo y escribiendo a la vez, un texto que la comunidad sabe leer.
Un textil antiguo es un alfabeto de nudos, colores y direcciones que ya no podemos leer.
Hoy los tejidos no sólo «representan», sino que ellos mismos son uno de los seres de la cosmogonía andina. (E. Zorn)
Ponchos, llijllas, aksus, winchas, chuspas y chumpis son seres que sienten
y cada ser que siente camina envuelto en signos.
«El cuerpo dado enteramente a la función de significar.»
Rene Daumal
El tejido está “en el estado de ser un tejido”: awaska.
Y una misma palabra, acnanacuna designa a los vestidos, el lenguaje y los instrumentos para sacrificar (significar diría yo).
El encuentro del dedo y el hilo es el diálogo y la torsión.
La energía del movimiento tiene nombre y dirección: lluq’i, a la izquierda, paña, a la derecha.
Una dirección es un sentido y la forma de la torsión transmite
conocimiento e información.
Los dos últimos movimientos de una fibra deben estar en oposición:
una fibra se compone de dos hilos lluq’i y paña.
Una palabra es raíz y sufijo: dos sentidos antitéticos en uno solo.
La palabra y el hilo se comportan como los procesos del cosmos.
El proceso es un lenguaje y un diseño textil es un proceso representándose a sí mismo.
Un «eje de reflexión», dice Mary Frame:
“los atributos serpentinos
son imágenes de la estructura textil”,
las trenzas se hacen serpientes
y el cruce de la luz y la oscuridad se hace un diamante: una estrella.
La técnica «sprang» es “una acción recíproca en la que el entreverado de los elementos adyacentes y de los dedos se duplica arriba y abajo del área de trabajo.”
Es decir, los dedos entrando en el
textil producen en las fibras una imagen en espejo de su movimiento, una simetría que reitera “el concepto de complementariedad que permea el pensamiento andino.”
El hilo está muerto cuando está suelto, pero está animado en el telar:
la tensión le da un corazón.
Soncco, es corazón y entraña, estómago y conciencia, memoria, juicio y razón, el corazón de la madera, el tejido central de un tallo.
La palabra y el hilo son el corazón de la comunidad.
El adivino se acuesta sobra un tejido de wik’uña para soñar.