Leonora Carrington en Valparaíso
Leonora Carrington se paseaba
menstruando,
y sus dulces gruñidos
repartían gotas de sangre
en el suelo.
Sus sirvientes y vasallos
las lamían
convirtiéndose en estrellas
por el influjo de su menstruación.
–
La casa entera ardía
y el sol se acostaba en ella
como en un cristal.
–
El semen de la camanchaca
acariciaba las dunas
y Leonora corría
cerro abajo
con su séquito
de novios
en patines.
Inédito, Cruz del Sur