TIERRA NUEVA
En pleno día el cielo tiñe la ancha franja
de tus ojos y los míos y de miles parecidos
como una tremenda ventisca temblorosa
que aleja las distancias y acerca los sueños.
Se me cae el miedo y en cada paso se deshace
el sabor de la luz, de tu piel, de tu olvido
en la noche, en los muros, en el adiós mezquino
tu eres invierno y yo leño crepitante que resiste.
–Así de alejados estamos– desierto y agua
tu me miras desde las cumbres, inmóvil, terca
y yo me alejo de la guarida negra, temerario
para descubrir penínsulas de piel y de conquista.
Porque hambriento tengo mis manos inquietas
y tú y yo nos secamos en la hoguera de la rutina
entonces en la orilla tempestuosa nos espera
más allá de las rompientes, un mañana y una puerta.
Carlos Brid
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