A pesar de que me falte tu calor,
tu (son)risa, tus palabras,
tus dulces y acogedores labios que
sin quererlo de verdad
me incitaban a no soltarlos nunca.
Puedo seguir andando,
soltando el pasado,
soltándote.
Abrazando el presente mientas pueda,
y deseando inciertamente el futuro.
Deseando salir de un problema
pero para entrar en otro.
Caer, levantarme, caer
y tomar consciencia en el cuerpo entero;
así reaccionar,
levantarme y seguir cayendo.
Ya lo he vivido, y sé que duele
pero más duele el intransigible deseo de volver a errar.
De la misma manera, de las mismas risas,
del mismo cínico cariño y la ceguedad causada por este.
Tal vez en unas cuantas lunas más,
noches frías y ociosas, siendo mi única compañía
este recuerdo tan lejano pero aún latente...
Te piense y te escriba.
Pero tal vez no.
Tal vez piense dos veces, sienta dos cosas y recuerde dos situaciones.
Sí, no. Euforia, pena. Presente, pasado.
Si eso llega a pasar, es porque me levanté.
Porque me quiero y me contento con estas letras en mi cuaderno.
Y porque no necesito ni necesitaré nunca más
esa voz que al transmitirme aquella pasión
incomprensible más no limitada,
me hacía daño.
Porque puedo seguir andando,
soltando el pasado,
soltándote.
AUTOSUFICIENCIA,
AUTOCARIÑO.