FÉLIX LOPE DE VEGA Y CARPIO
El cantábrico hogar: Pas, Deva, el Ebro,
apacigua la sed de estirpe honesta
del Fénix; y Madrid jamás le resta
esplendor a la luz de su cerebro.
Los siglos no aminoran el requiebro
que sus sonetos cantan en respuesta
a andar garboso de doncella apuesta;
que en nombre del amor, feliz, celebro.
Caballero de Malta consagrado,
buen guerrero y amante empedernido,
a cien hace sufrir, por cien herido.
Es virtuoso y sincero en su pecado,
todo ve en el amor justificado
salvo el rapto a la perla de su nido.