Sairb

Elvia

El dolor de mi alma es un eco silente,
un recuerdo de noches en que eras presente,
de tus brazos que me envolvían con calma,
y en los días en que cuidabas mi alma.
 
Te veo en la ropa, en cada caricia,
en el café que enfría con mi letanía.
Te extraño en la vela que arde despacio,
en la esperanza que me aferra a tu espacio.
 
Debería orar, aunque dios no me mire,
quizá te escogió porque en ti el alma vive,
en tu pureza, en tu inmensa grandeza,
yo solo soy sombra que anhela certeza.
 
Espero encontrarte, en sueños, en el cielo,
donde el tiempo no pesa, ni el dolor es un velo.
Sea en este mundo o en el más allá,
mi corazón te sigue, y te seguirá.

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