Se acelera el palpitar del corazón,
los pensamientos se alejan de la tierra
ensoñando y distantes de cualquier razón
el alma se paraliza encandilado;
a eso llamamos amor.
Se es distante con el mundo,
su nombre resuena en el pensamiento,
el oír su nombre despierta ecos ensoñados
y el corazón iracundo
desprende gemidos deslumbrados,
efímeros o sosegados;
son gemidos de amor.
El viento presta su alcance
para redimir los amores,
las aves gloriosas revolotean en el cielo
sus plumas se esgrimen para escribir en la desidia
historias alegres y ajenas a la melancolía.
Como los ruegos a dios
aunque no estén seguros de su existencia,
así el amor reclama, aunque sea una sonrisa o una mirada,
con la fe que es su argumento
mirando y suspirando en la noche constelada.
Aunque prohibida, aunque insegura
aun cuando triste en la penumbra
o si es introvertida con señales en las pupilas
cualquier señal en la zozobra
basta para saber ¿que es amor? y que es ternura?