#Argentinos #PremioCervantes #SigloXX #1981 #LaCifra
Viking de las estepas, Carlos Doc… De Suecia, que cumpliste aquel ca… Del Septentrión al Sur de tu divi… Antecesor Odín, fueron tu goce Los trabajos que mueven la memoria
¿Qué será Buenos Aires? Es la Plaza de Mayo a la que volv… Es el dédalo creciente de luces qu… Es el paredón de la Recoleta cont… Es un gran árbol de la calle Juní…
Tras los fuertes barrotes la pante… Repetirá el monótono camino Que es (pero no lo sabe) su destin… De negra joya, aciaga y prisionera… Son miles las que pasan y son mile…
Sin fin el mar. Sin fin el pez, l… serpiente cosmogónica que encierra… verde serpiente y verde mar, la ti… como ella circular. La boca muerde la cola que le llega desde lejos,
Tú quisiste morir enteramente, la carne y la gran alma. Tú quisis… entrar en la otra sombra sin la tr… plegaria del medroso y del dolient… Te hemos visto morir con el tranqu…
¿Dónde estarán los siglos, dónde e… de espadas que los tártaros soñaro… dónde los fuertes muros que allana… dónde el Árbol de Adán y el otro… El presente está solo. La memoria
En el decurso de mis muchas, de mis demasiadas conferencias, he observado que se prefiere lo personal a lo general, lo concreto a lo abstracto. Por consiguiente, empezaré refiriéndome a...
El claro azar o las secretas leyes que rigen este sueño, mi destino, quieren, oh necesaria y dulce patr… que no sin gloria y sin oprobio ab… ciento cincuenta laboriosos años
Por el deceso de alguien —misterio cuyo vacante nombre pose… hay hasta el alba una casa abierta… una ignorada casa que no estoy des… pero que me espera esta noche
Se refiere que a la corte de Olaf Tryggvason, que se había convertido a la nueva fe, llegó una noche un hombre viejo, envuelto en una capa oscura y con el ala del sombrero sobre los ojo...
El azar, (tal es el nombre que nuestra inevitable ignorancia da al tejido infinito e incalculable de causas y efectos) ha sido muy generoso conmigo. El azar dice que soy un gran escrito...
Al cabo de veinte años de trabajos y de extraña aventura, Ulises hijo de Laertes vuelve a su Ítaca. Con la espada de hierro y con el arco ejecuta la debida venganza. Atónita hasta el mi...
Tuyo es ahora, Abramowicz, el singular sabor de la muerte, a nadie negado, que me será ofrecido en esta casa o del otro lado del mar, a orillas de tu Ródano, que fluye fatalmente como s...
Alta la voz y animosa como si cantara flor, hoy, caballeros, le canto a la gente de color. Marfil negro los llamaban
The useless dawn finds me in a des… Nights are proud waves; darkblue t… Nights have a habit of mysterious… The surge, that night, left me the… and odd ends: some hated friends t…