#1960 #ElHacedor #EscritoresArgentinos
Cristo en la cruz. Los pies tocan… Los tres maderos son de igual altu… Cristo no está en el medio. Es el… La negra barba pende sobre el pech… El rostro no es el rostro de las l…
No te habrá de salvar lo que dejar… escrito aquellos que tu miedo impl… no eres los otros y te ves ahora centro del laberinto que tramaron tus pasos. No te salva la agonía
¿En qué reino, en qué siglo, bajo… conjunción de los astros, en qué s… que el mármol no ha salvado, surgi… y singular idea de inventar la ale… Con otoños de oro la inventaron.…
Defiéndeme, Señor. (El vocativo no implica a Nadie. Es sólo una p… de este ejercicio que el desgano l… y que en la tarde del temor escrib… Defiéndeme de mí. Ya lo dijeron
Abulgualid Muhámmad Ibn-Ahmad ibn-Muhámmad ibn-Rushd (un siglo tardaría ese largo nombre en llegar a Averroes, pasando por Benraist y por Avenryz, y aun por Aben-Rassad y Filius Rosadis...
Puedo recomendar a los amateurs de la novela policial (que no se debe confundir con la novela de meras aventuras ni con la de espionaje internacional, inevitablemente habitada de suntuo...
Aquí otra vez, los labios memorabl… He persistido en la aproximación d… de la pena. He atravesado el mar. He conocido muchas tierras; he vis…
Si el sueño fuera (como dicen) una tregua, un puro reposo de la mente… ¿por qué, si te despiertan bruscam… sientes que te han robado una fort… ¿Por qué es tan triste madrugar?…
Naderías. El nombre de Muraña, una mano templando una guitarra, una voz, hoy pretérita que narra para la tarde una perdida hazaña de burdel o de atrio, una porfía,
Como dijo un poeta, siempre me asombrará ver surgir en la enorme noche una nube mayor que el mundo y un mostruo hecho de ojos. Hay un poema muy lindo de Chesterton que dice lo siguiente...
No lo abruman el mármol y la glori… Nuestra asidua retórica no lima Su áspera realidad. Las aclamadas Fechas de centenarios y de fastos No hacen que este hombre solitario…
En su hierro perdura el hombre fue… hoy polvo de planeta, que en las g… de ásperos mares y arrasadas tierr… lo esgrimió, vano al fin, contra l… Vana también la muerte. Aquí está…
Me habré cruzado con él En una esquina cualquiera. Yo era un chico, él era un hombre. Nadie me dijo quién era. No sé por qué en la oración
Apenas lo entreveo y ya lo pierdo. Ajustado el decente traje negro, la frente angosta y el bigote ralo… y con una chalina como todas, camina entre la gente de la tarde
Cuando nos anonada la desdicha, durante un segundo nos salvan las aventuras ínfimas de la atención o de la memoria: el sabor de una fruta, el sabor de…