(A María Kodama)
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Del otro lado de la puerta un homb… deja caer su corrupción. En vano elevará esta noche una plegaria a su curioso dios, que es tres, do… y se dirá que es inmortal. Ahora
Soy descendiente de Juan de Garay, fundador de la ciudad de Buenos Aires, y de Cabrera, fundador de la ciudad de Córdoba. Desciendo de conquistadores españoles y luego de soldados argen...
Desde su sueño el hombre ve al gig… de un sueño que soñado fue en Bret… y apresta el corazón para la hazañ… y le clava la espuela a Rocinante. El viento hace girar las laboriosa…
Sean O’Casey, en la actualidad el… En Bombay se organizó un concurso… En París acaba de celebrarse una…
De los muchos libros de versos que mi resignación, mi descuido y a veces mi pasión fueron borroneando, El otro, el mismo es el que prefiero. Ahí están el Otro poema de los dones, el Poe...
Me habré cruzado con él En una esquina cualquiera. Yo era un chico, él era un hombre. Nadie me dijo quién era. No sé por qué en la oración
El volumen de Locke, los anaquele… la luz del patio ajedrezado y ters… y la mano trazando, lenta, el vers… La pálida azucena a los laureles. Cuando en la tarde evoco la azaros…
La memoria del tiempo está llena de espadas y de naves y de polvo de imperios y de rumor de hexámetros y de altos caballos de guerra
Mi nombre es Alejandro Ferri. Ecos marciales hay en él, pero ni los metales de la gloria ni la gran sombra del macedonio—la frase es del autor de Los mármoles, cuya amistad me honró—se...
Que la antigua tiniebla se agrande… Que de la porcelana cóncava mane e… Que los bélicos “crackers” retumbe… Que el incendio de un leño haga il… Que el tempestuoso fuego, que agre…
No la tiniebla, sino las claridades de Eliot, son tema de este libro. Equidistante del escándalo de los unos y de la adoración un poco snob y escolar de los otros, Matthiessen considera...
De aquel hidalgo de cetrina y seca tez y de heroico afán se conjetura que, en víspera perpetua de aventu… no salió nunca de su biblioteca. La crónica puntual que sus empeños
Quiero dejar escrito, acaso por primera vez, uno de los hechos más raros y más tristes de nuestra historia. Intervenir lo menos posible en su narración, prescindir de adiciones pintores...
Porque la entraña del cementerio d… fue saciada por la fiebre amarilla… porque los conventillos hondos del… mandaron muerte sobre la cara de B… y porque Buenos Aires no pudo mir…
Arrasado el jardín, profanados los cálices y las aras, entraron a caballo los hunos en la biblioteca monástica y rompieron los libros incomprensibles y los vituperaron y los qu...